Hoy tocaba etapa de Erg Chebbi hasta como mínimo Zagora. Una etapa de puro desierto compartiendo muchas pistas que usaban antes en el Rally París-Dakar.
Después de recoger la tienda de campaña de las dunas nos dirigimos al Sur por asfalto hasta el pueblo de Taouz, donde se termina la carretera y a partir de allí solo encuentras desierto y más desierto. Teníamos que ir por la ruta principal hacia el Oeste y no estábamos muy seguros desde que punto salía exactamente, así que preguntamos a un local que iba en un "Vespino". Nos dijo que por esa ruta había muchísima arena y que con mi moto tan pesada nos quedaríamos enganchados seguro y que no podríamos pasar. La otra opción era una ruta más fácil pero decía que si íbamos solos seguro que nos perdíamos; obviamente todo seguido se ofreció para acompañarnos con su "Vespino" durante 40 km por un puñado de dirhams. Esta última opción no nos hacía mucha gracia, no tanto ya por los dirhams, sino por la idea de que nos tenga que llevar un guía con un "Vespino" por en medio del desierto. Así que le dijimos que no se preocupara, que ya nos espabilaríamos. Salimos del pueblo y encontramos una pista que tenía buena pinta y más tarde nos encontramos en medio de la nada al personaje que veis en la foto arreglando un problemilla con su moto. Le dejamos unos litros de oro negro, le dimos un cigarrito y el nos obsequió con unas fantásticas mandarinas.
Nos hizo unas señas para indicarnos por donde teníamos que ir, así que seguimos rumbo Oeste siguiendo un valle. En la foto de abajo nos encontramos con la primera duda.
Como en el Sur había un Oued enorme con arena blanda tomamos la opción de la derecha, luego el camino se fue complicando cada vez más y tuvimos que hacer mucho fuera pista entre piedras para intentar encontrar una pista en condiciones. Fueron kilómetros y kilómetros y por suerte finalmente encontramos un camino que no estaba mal, allí nos cruzamos con una caravana de camellos. Cuando vimos al chico con los camellos caminando por allí realmente nos sorprendió (hay que decir que él también se sorprendió mucho de vernos por allí) pero si allí no había nada de nada! este chico debe andar días con los camellos caminando solo. Se guían todos sin mapa alguno y lo aprenden de sus padres hasta que con poco más de 12 años ya pueden caminar días y días con la caravana de camellos. Lo saludamos, lástima que no pudimos comunicarnos con él.
Estábamos rodando más al Norte de lo que nos gustaría ya que seguíamos el valle y no encontrábamos ninguna posibilidad de girar hacia el Oeste. Finalmente el valle terminó y pudimos ir hacia poniente por donde podéis ver más abajo. Un lugar inhóspito donde tuvimos que cruzar pequeñas dunas.
Una vez cruzamos las dunas y después de haber pasado horas sin tener muy claro si en algún momento la ruta se volvería impracticable y tuviésemos que volver marcha atrás nos encontramos con una interminable llanura con una pista bien marcada en el terreno.
Mikel, que siempre ha sido un poco payasete lo celebraba de esta manera.
Después de rodar horas a un ritmo muy lento y sin tener claro de ir en el buen camino, encontrarte con una pista así realmente se agradece. Aunque no conviene salirse de la pista principal para no quedarse encallado como hice yo...
Al cabo de un rato encontramos el pequeño pueblo de Tafraoute, un lugar idílico (al menos para algunos) rodeado de pequeñas dunas y realmente aislado.
A partir de aquí la ruta ya estaba más marcada y no tenía pérdida, alternamos lagos secos con pistas de suelo duro, arena blanda y cruzamos algún que otro pueblo antes de llegar a Zagora. Realmente una ruta inolvidable.
Cerca de Zagora fue cayendo el Sol y decidimos dormir un poco más adelante ya que tanto Mikel como yo ya habíamos visitado varias veces esta pequeña ciudad, así que cogimos la carretera hasta Tazroute en donde encontramos un camping que no estaba nada mal y nos trataron como a Reyes. Además encontramos a un grupo de moteros franceses que también estaban viajando por el desierto.
Al día siguiente nos esperaba un día largo, aunque aquí todavía no nos imaginábamos que sería tan duro...
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