Después de un buen desayuno sacamos las motos del lujoso garaje y solo salir del pueblo cogimos una pista que iba hacia el Sur. Anotar aquí que llevábamos GPS aunque no teníamos los "tracks" anotados, así que navegábamos a ojo. Yo personalmente lo prefiero, de la otra manera vas siguiendo siempre el caminito que te ordena el GPS y no tiene mucha gracia. A veces es verdad que te metes en algunos pequeños lios y otras te obliga a dar media vuelta o a ir preguntando con quien te cruzas pero personalmente prefiero esto a ir siguiendo un track. Durante el primer tramo cruzamos algún río con poca agua y excepto algún tramo con un poco de arena no había mayor dificultad.
Siguiendo lo que nos parecía la pista principal poco a poco veíamos que la pista se iba complicando cada vez más y al final terminamos en una planicie en la que la única manera de continuar era con una fuerte bajada. Cuando estábamos pensando en como lo haríamos para bajar vinieron un grupo de franceses con dos 4x4 preparados y cuando vieron la bajada dieron media vuelta. La verdad es que nos lo planteamos también pero al final pudo más nuestro orgullo motero y decidimos bajar por allí con la moto al lado y entre los dos pudimos bajar la moto una a una.
Finalmente conseguimos bajar y luego la pista que seguía era realmente divertida, subidas y bajadas como si fuera una montaña rusa. Más tarde, el terreno ya se volvió más llano y mirando a lo lejos solamente se veía desierto y más desierto pero si se miraba al Norte todavía se podía distinguir la nieve del Atlas, bonito contraste.
Una de las cosas que sorprende siempre en Marruecos es encontrarse gente en medio de la nada, como este padre con su hija que me explicaron que vivían en una "haima" allí cerca. Suelen llevar encima algún fósil o cualquier otra cosa para vender por si se encuentran a algún turista por allí perdido como nosotros.
Finalmente llegamos al pueblo de Erfoud donde fuimos a visitar a nuestro amigo Aziz, quien trabaja como mecánico en el Hotel Xaluca (el mejor Hotel y con más encanto de la zona, os lo recomiendo) y nos invitó a tomar un te y unas pastas marroquíes y nos reímos un rato contando anécdotas.
Después del encuentro ya estábamos realmente cerca del mar de dunas de Erg Chebbi, así que fuimos a buscar una de las múltiples pistas que llegan allí y nos dirigimos al lago (que muchas veces está seco pero esta vez estaba lleno de agua).
De allí fuimos a Adrouine, un pequeño pueblo junto a las dunas en donde nos encontramos con Eduard y Simona de RIDE TO ROOTS. Eduard cruzó solo en el 2012 todo África de Norte a Sur por el lado Oeste con una BMW 1200R Adventure como la mia. Os aconsejo que visitéis su web www.ridetoroots.com o que lo sigáis en el Facebook. Después de sus vivencias se vendió todo menos la moto y se bajó con su moto y su pareja a vivir a Marruecos. Ha montado un lugar de encuentro para viajeros allí, así que cualquiera que baje le recomiendo que se ponga en contacto con él.
Antes de que se hiciera de noche plantamos la tienda en las dunas y nos preparamos algo de comida ya que casi no habíamos comido nada durante el día. Aunque sea de noche eran solo las 19:00 h.
Luego nos fuimos al albergue que estaba cerca de la tienda donde quedamos con Eduard para pasar un buen rato y cenar juntos. El albergue lo lleva un mallorquín y se llama La Baraka. Si bajáis por allí no dudéis en dormir allí, un lugar tranquilo y donde os harán sentir como en casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario