3º DÍA:
Nos despertamos bien pronto. En Fez hay un encargado por calle que vigila los vehículos y a quien se le paga la voluntad. Lo gracioso es que estaba dormido en una silla y lo tuvimos que levantar para poder pagarle.
Una vez dejamos la ciudad, empezamos a subir las montañas del Atlas y cada vez la carretera se volvía más sinuosa. En cuanto a la meteo, pues llovía y el termómetro se acercaba a los 0º, así que al cabo de un rato paramos a repostar motos y estómagos. Una vez ya con energías cargadas, seguimos una carretera muy revirada donde había un poco de nieve a los lados pero el asfalto por suerte no estaba helado.
Pasado el primer puerto de montaña, la lluvia remitió y cruzamos una extensa llanura disfrutando por fin del Sol. Durante la ruta pasamos por algunos pueblos abandonados mientras que al Sur íbamos viendo las majestuosas montañas que nos estaban vigilando y que nos disponíamos a travesar.
Así que pasamos otro puerto de montaña dirección al pueblo de Rich y luego nos desviamos al Este por una pista, aunque antes de emprender esta, llenamos depósitos y compramos comida. En Marruecos, a parte de agua, siempre has de tener una buena reserva de combustible. Para ello mi moto está equipada de serie con un tanque de 34 litros y la F800 GS lleva un tanque de unos 18 litros más un depósito suplementario de 5 litros que llevaba en la "popa", así que esto nos aseguraba una autonomía de más de 500 km. Además de todo esto, siempre se ha de ir con un "tubito" de goma por si se ha de traspasar gasolina de un tanque a otro.
Hacia el mediodía iniciamos la pista y a los pocos km cruzamos un poblado. La gente aquí, como es habitual en este país (y todavía más del Atlas hacia el Sur) muy agradable y encantados de ver a motos pasando por allí. Aquí (y en todas partes) es vital ser respetuoso, aminorar la marcha en los poblados, saludar a la gente y unas pocas palabras de su idioma junto a un saludo a lo marroquí demuestran respeto por su cultura y suele despertar las sonrisas de la gente.
La pista transcurría por un valle y al cabo de una hora paramos para comer algo al borde del camino. Luego, seguimos la ruta y cruzamos otro poblado para después cruzar el Oued (río seco) de la foto de abajo. Al poco tiempo nos desviamos hacia el Sur y empezamos a cruzar una cordillera montañosa por unas pistas solitarias y realmente bonitas.
Había llovido por la mañana y el terrenos se encontraba perfecto para rodar en moto. Durante el camino solamente nos cruzamos con tres personas que caminaban junto a un cargado burro . Cada cierto tiempo parábamos para descansar un poco y para que el compañero Mikel pudiera hacer su cigarrito.
La pista era realmente larga y por el camino nos encontramos con algo curioso; vimos una cueva a lo lejos y gente que parecía vivir dentro. Son tantas las cosas interesantes que se ven viajando y que no fotografías en el momento, aunque luego se quedan retenidas en la memoria.
Después de pasar el último paso de montaña empezamos a bajar la pista. Ya se nos había hecho muy tarde y decidimos dormir en algún lugar más cercano en vez de acampar en un Erg (dunas) como habíamos previsto.
Finalmente llegamos a un río, paramos a hacer unas fotos y al cabo de un rato ya estábamos en la carretera. Como el suelo estaba mojado tras la lluvia decidimos no acampar y buscar algún Hotelito por la zona.
Fuimos hasta el pueblo de Boudnib, donde en la principal avenida encontramos un modesto Hotel. El garaje para las motos era de lo más auténtico como se puede apreciar en la foto de abajo. La habitación sencilla pero todo un lujo para dos moteros tras una buena jornada de moto. Por cierto, "comme d'habitude" en estas latitudes, el servicio fue genial.
Después de un paseo por el pueblo y una buena cena nos fuimos a dormir, ya que al día siguiente nos esperaba una etapa que aunque no era demasiado larga, queríamos ir con tiempo para pasar a visitar a algunos amigos de la zona.
Siguiente objetivo: las dunas de Erg Chebbi.
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