EXPEDICIÓN EN MOTO A MARRUECOS NOVIEMBRE 13
En Itacadventure teníamos pensado preparar un viaje por Marruecos distinto a lo habitual; que fuera posible hacerlo tanto en moto de montaña como en 4x4.
Las motos ya las teníamos, así que solamente era cuestión de elegir una fecha, preparar posibles rutas sobre la carta, preparar el equipaje y calzar las motos con un buen juego de neumáticos de tacos. Ah! y comprar los billetes del ferry, ya que hay un ferry directo de Barcelona a Tanger que tarda unas 26 horas y sale mucho más económico que cruzar España en moto.
Las motos eran: una BMW F800GS y una BMW R1200GS ADVENTURE y a sus mandos Mikel Mitxel y Roger Falgàs.
Anotar que ambos hemos viajado muchas veces allí y ya conocíamos muchas de las ciudades y lugares por los que pasamos, por ese motivo nos centramos en la ruta y no visitamos muchos lugares que si se va por primera vez son de parada obligatoria.
1º & 2º DÍA:
Salimos desde Barcelona a primera hora de la mañana con el ferry de la compañía "Grandi Navi Veloci", el cual salió con retraso (se ve que es lo habitual). Fue un viaje tranquilo ya que la mar estaba calmada y disfrutamos de un día soleado. El ferry no estaba mal aunque un poco decadente y era curioso ver que prácticamente todos los pasajeros fueran de Marruecos.
Nos levantamos al día siguiente y ya estábamos cruzando el Estrecho de Gibraltar con un tiempo nublado y lluvioso. Dejamos el ferry hacia las 11h (en Marruecos era una hora menos) y cruzamos la frontera. Pudimos hacer la mayor parte de trámites en el barco así que no demoramos mucho tiempo con el papeleo fronterizo. Además, más tarde nos enteramos de que la mayoría de funcionarios que trabajaban en las aduanas los despidieron o pusieron en la cárcel por "trapicheos". El resultado es que ahora son hasta simpáticos y mucho más eficientes que antes.
La idea era bajar hacia el Sur y dormir en Fez o por allí cerca pero con la lluvia que caía decidimos ir sobre la marcha. Nos pusimos los trajes de lluvia y empezamos a hacer millas. Conducimos por una larga y revirada carretera de curvas con dirección al pintoresco pueblo de Chefchaouen pero no paramos ya que ya lo conocíamos (para los que vais por primera vez es un sitio de parada obligatoria).
Pasado Chefchaouen seguía lloviendo y seguimos por la carretera dirección a Fez. Paramos a comer en un pequeño restaurante donde comimos un magnífico asado de carne de cordero que nos hizo entrar en calor.
Una vez en ruta de nuevo nos fuimos directos hacia la ciudad imperial de Fez. Por el camino, a ratos llovía pero hubo un momento en que empezó a llover fuerte de verdad y parecía que íbamos en barca en vez de en moto. Por suerte, conseguimos llegar a Fez (ciudad imprescindible en una ruta por Marruecos) no excesivamente tarde (hacia las 20h) y allí nos esperaba un amigo que nos recomendó un Hotel sencillo en la ciudad. Después nos fuimos a cenar y a dormir pronto ya que al día siguiente nos esperaba un día largo.
Como ya conocíamos Fez no lo visitamos pero si no se conoce vale la pena pasar uno o dos días aquí para visitar su magnífica medina.
La idea para el 3º día era cruzar el Atlas y dirigirnos hacia el desierto del Sahara. El parte meteorológico decía que llovería durante toda la mañana siguiente, así que otra vez decidimos no hacer demasiados planes e ir sobre la marcha.
La idea para el 3º día era cruzar el Atlas y dirigirnos hacia el desierto del Sahara. El parte meteorológico decía que llovería durante toda la mañana siguiente, así que otra vez decidimos no hacer demasiados planes e ir sobre la marcha.
3º DÍA:
Nos despertamos bien pronto. En Fez hay un encargado por calle que vigila los vehículos y a quien se le paga la voluntad. Lo gracioso es que estaba dormido en una silla y lo tuvimos que levantar para poder pagarle.
Una vez dejamos la ciudad, empezamos a subir las montañas del Atlas y cada vez la carretera se volvía más sinuosa. En cuanto a la meteo, pues llovía y el termómetro se acercaba a los 0º, así que al cabo de un rato paramos a repostar motos y estómagos. Una vez ya con energías cargadas, seguimos una carretera muy revirada donde había un poco de nieve a los lados pero el asfalto por suerte no estaba helado.
Pasado el primer puerto de montaña, la lluvia remitió y cruzamos una extensa llanura disfrutando por fin del Sol. Durante la ruta pasamos por algunos pueblos abandonados mientras que al Sur íbamos viendo las majestuosas montañas que nos estaban vigilando y que nos disponíamos a travesar.
Así que pasamos otro puerto de montaña dirección al pueblo de Rich y luego nos desviamos al Este por una pista, aunque antes de emprender esta, llenamos depósitos y compramos comida. En Marruecos, a parte de agua, siempre has de tener una buena reserva de combustible. Para ello mi moto está equipada de serie con un tanque de 34 litros y la F800 GS lleva un tanque de unos 18 litros más un depósito suplementario de 5 litros que llevaba en la "popa", así que esto nos aseguraba una autonomía de más de 500 km. Además de todo esto, siempre se ha de ir con un "tubito" de goma por si se ha de traspasar gasolina de un tanque a otro.
Hacia el mediodía iniciamos la pista y a los pocos km cruzamos un poblado. La gente aquí, como es habitual en este país (y todavía más del Atlas hacia el Sur) muy agradable y encantados de ver a motos pasando por allí. Aquí (y en todas partes) es vital ser respetuoso, aminorar la marcha en los poblados, saludar a la gente y unas pocas palabras de su idioma junto a un saludo a lo marroquí demuestran respeto por su cultura y suele despertar las sonrisas de la gente.
La pista transcurría por un valle y al cabo de una hora paramos para comer algo al borde del camino. Luego, seguimos la ruta y cruzamos otro poblado para después cruzar el Oued (río seco) de la foto de abajo. Al poco tiempo nos desviamos hacia el Sur y empezamos a cruzar una cordillera montañosa por unas pistas solitarias y realmente bonitas.
Había llovido por la mañana y el terrenos se encontraba perfecto para rodar en moto. Durante el camino solamente nos cruzamos con tres personas que caminaban junto a un cargado burro . Cada cierto tiempo parábamos para descansar un poco y para que el compañero Mikel pudiera hacer su cigarrito.
La pista era realmente larga y por el camino nos encontramos con algo curioso; vimos una cueva a lo lejos y gente que parecía vivir dentro. Son tantas las cosas interesantes que se ven viajando y que no fotografías en el momento, aunque luego se quedan retenidas en la memoria.
Después de pasar el último paso de montaña empezamos a bajar la pista. Ya se nos había hecho muy tarde y decidimos dormir en algún lugar más cercano en vez de acampar en un Erg (dunas) como habíamos previsto.
Finalmente llegamos a un río, paramos a hacer unas fotos y al cabo de un rato ya estábamos en la carretera. Como el suelo estaba mojado tras la lluvia decidimos no acampar y buscar algún Hotelito por la zona.
Fuimos hasta el pueblo de Boudnib, donde en la principal avenida encontramos un modesto Hotel. El garaje para las motos era de lo más auténtico como se puede apreciar en la foto de abajo. La habitación sencilla pero todo un lujo para dos moteros tras una buena jornada de moto. Por cierto, "comme d'habitude" en estas latitudes, el servicio fue genial.
Después de un paseo por el pueblo y una buena cena nos fuimos a dormir, ya que al día siguiente nos esperaba una etapa que aunque no era demasiado larga, queríamos ir con tiempo para pasar a visitar a algunos amigos de la zona.
Siguiente objetivo: las dunas de Erg Chebbi.
4º DÍA:
Después de un buen desayuno sacamos las motos del lujoso garaje y solo salir del pueblo cogimos una pista que iba hacia el Sur. Anotar aquí que llevábamos GPS aunque no teníamos los "tracks" anotados, así que navegábamos a ojo. Yo personalmente lo prefiero, de la otra manera vas siguiendo siempre el caminito que te ordena el GPS y no tiene mucha gracia. A veces es verdad que te metes en algunos pequeños lios y otras te obliga a dar media vuelta o a ir preguntando con quien te cruzas pero personalmente prefiero esto a ir siguiendo un track. Durante el primer tramo cruzamos algún río con poca agua y excepto algún tramo con un poco de arena no había mayor dificultad.
No fue fácil ya que la piedra suelta sobre el suelo duro patinaba muchísimo y se calló una de las motos.
Después de un buen desayuno sacamos las motos del lujoso garaje y solo salir del pueblo cogimos una pista que iba hacia el Sur. Anotar aquí que llevábamos GPS aunque no teníamos los "tracks" anotados, así que navegábamos a ojo. Yo personalmente lo prefiero, de la otra manera vas siguiendo siempre el caminito que te ordena el GPS y no tiene mucha gracia. A veces es verdad que te metes en algunos pequeños lios y otras te obliga a dar media vuelta o a ir preguntando con quien te cruzas pero personalmente prefiero esto a ir siguiendo un track. Durante el primer tramo cruzamos algún río con poca agua y excepto algún tramo con un poco de arena no había mayor dificultad.
Siguiendo lo que nos parecía la pista principal poco a poco veíamos que la pista se iba complicando cada vez más y al final terminamos en una planicie en la que la única manera de continuar era con una fuerte bajada. Cuando estábamos pensando en como lo haríamos para bajar vinieron un grupo de franceses con dos 4x4 preparados y cuando vieron la bajada dieron media vuelta. La verdad es que nos lo planteamos también pero al final pudo más nuestro orgullo motero y decidimos bajar por allí con la moto al lado y entre los dos pudimos bajar la moto una a una.
Finalmente conseguimos bajar y luego la pista que seguía era realmente divertida, subidas y bajadas como si fuera una montaña rusa. Más tarde, el terreno ya se volvió más llano y mirando a lo lejos solamente se veía desierto y más desierto pero si se miraba al Norte todavía se podía distinguir la nieve del Atlas, bonito contraste.
Una de las cosas que sorprende siempre en Marruecos es encontrarse gente en medio de la nada, como este padre con su hija que me explicaron que vivían en una "haima" allí cerca. Suelen llevar encima algún fósil o cualquier otra cosa para vender por si se encuentran a algún turista por allí perdido como nosotros.
Finalmente llegamos al pueblo de Erfoud donde fuimos a visitar a nuestro amigo Aziz, quien trabaja como mecánico en el Hotel Xaluca (el mejor Hotel y con más encanto de la zona, os lo recomiendo) y nos invitó a tomar un te y unas pastas marroquíes y nos reímos un rato contando anécdotas.
Después del encuentro ya estábamos realmente cerca del mar de dunas de Erg Chebbi, así que fuimos a buscar una de las múltiples pistas que llegan allí y nos dirigimos al lago (que muchas veces está seco pero esta vez estaba lleno de agua).
De allí fuimos a Adrouine, un pequeño pueblo junto a las dunas en donde nos encontramos con Eduard y Simona de RIDE TO ROOTS. Eduard cruzó solo en el 2012 todo África de Norte a Sur por el lado Oeste con una BMW 1200R Adventure como la mia. Os aconsejo que visitéis su web www.ridetoroots.com o que lo sigáis en el Facebook. Después de sus vivencias se vendió todo menos la moto y se bajó con su moto y su pareja a vivir a Marruecos. Ha montado un lugar de encuentro para viajeros allí, así que cualquiera que baje le recomiendo que se ponga en contacto con él.
Antes de que se hiciera de noche plantamos la tienda en las dunas y nos preparamos algo de comida ya que casi no habíamos comido nada durante el día. Aunque sea de noche eran solo las 19:00 h.
Luego nos fuimos al albergue que estaba cerca de la tienda donde quedamos con Eduard para pasar un buen rato y cenar juntos. El albergue lo lleva un mallorquín y se llama La Baraka. Si bajáis por allí no dudéis en dormir allí, un lugar tranquilo y donde os harán sentir como en casa.
5º DÍA:
Hoy tocaba etapa de Erg Chebbi hasta como mínimo Zagora. Una etapa de puro desierto compartiendo muchas pistas que usaban antes en el Rally París-Dakar.
Mikel, que siempre ha sido un poco payasete lo celebraba de esta manera.
Después de rodar horas a un ritmo muy lento y sin tener claro de ir en el buen camino, encontrarte con una pista así realmente se agradece. Aunque no conviene salirse de la pista principal para no quedarse encallado como hice yo...
Al cabo de un rato encontramos el pequeño pueblo de Tafraoute, un lugar idílico (al menos para algunos) rodeado de pequeñas dunas y realmente aislado.
Después de recoger la tienda de campaña de las dunas nos dirigimos al Sur por asfalto hasta el pueblo de Taouz, donde se termina la carretera y a partir de allí solo encuentras desierto y más desierto. Teníamos que ir por la ruta principal hacia el Oeste y no estábamos muy seguros desde que punto salía exactamente, así que preguntamos a un local que iba en un "Vespino". Nos dijo que por esa ruta había muchísima arena y que con mi moto tan pesada nos quedaríamos enganchados seguro y que no podríamos pasar. La otra opción era una ruta más fácil pero decía que si íbamos solos seguro que nos perdíamos; obviamente todo seguido se ofreció para acompañarnos con su "Vespino" durante 40 km por un puñado de dirhams. Esta última opción no nos hacía mucha gracia, no tanto ya por los dirhams, sino por la idea de que nos tenga que llevar un guía con un "Vespino" por en medio del desierto. Así que le dijimos que no se preocupara, que ya nos espabilaríamos. Salimos del pueblo y encontramos una pista que tenía buena pinta y más tarde nos encontramos en medio de la nada al personaje que veis en la foto arreglando un problemilla con su moto. Le dejamos unos litros de oro negro, le dimos un cigarrito y el nos obsequió con unas fantásticas mandarinas.
Nos hizo unas señas para indicarnos por donde teníamos que ir, así que seguimos rumbo Oeste siguiendo un valle. En la foto de abajo nos encontramos con la primera duda.
Como en el Sur había un Oued enorme con arena blanda tomamos la opción de la derecha, luego el camino se fue complicando cada vez más y tuvimos que hacer mucho fuera pista entre piedras para intentar encontrar una pista en condiciones. Fueron kilómetros y kilómetros y por suerte finalmente encontramos un camino que no estaba mal, allí nos cruzamos con una caravana de camellos. Cuando vimos al chico con los camellos caminando por allí realmente nos sorprendió (hay que decir que él también se sorprendió mucho de vernos por allí) pero si allí no había nada de nada! este chico debe andar días con los camellos caminando solo. Se guían todos sin mapa alguno y lo aprenden de sus padres hasta que con poco más de 12 años ya pueden caminar días y días con la caravana de camellos. Lo saludamos, lástima que no pudimos comunicarnos con él.
Estábamos rodando más al Norte de lo que nos gustaría ya que seguíamos el valle y no encontrábamos ninguna posibilidad de girar hacia el Oeste. Finalmente el valle terminó y pudimos ir hacia poniente por donde podéis ver más abajo. Un lugar inhóspito donde tuvimos que cruzar pequeñas dunas.
Una vez cruzamos las dunas y después de haber pasado horas sin tener muy claro si en algún momento la ruta se volvería impracticable y tuviésemos que volver marcha atrás nos encontramos con una interminable llanura con una pista bien marcada en el terreno.
Mikel, que siempre ha sido un poco payasete lo celebraba de esta manera.
Después de rodar horas a un ritmo muy lento y sin tener claro de ir en el buen camino, encontrarte con una pista así realmente se agradece. Aunque no conviene salirse de la pista principal para no quedarse encallado como hice yo...
Al cabo de un rato encontramos el pequeño pueblo de Tafraoute, un lugar idílico (al menos para algunos) rodeado de pequeñas dunas y realmente aislado.
A partir de aquí la ruta ya estaba más marcada y no tenía pérdida, alternamos lagos secos con pistas de suelo duro, arena blanda y cruzamos algún que otro pueblo antes de llegar a Zagora. Realmente una ruta inolvidable.
Cerca de Zagora fue cayendo el Sol y decidimos dormir un poco más adelante ya que tanto Mikel como yo ya habíamos visitado varias veces esta pequeña ciudad, así que cogimos la carretera hasta Tazroute en donde encontramos un camping que no estaba nada mal y nos trataron como a Reyes. Además encontramos a un grupo de moteros franceses que también estaban viajando por el desierto.
Al día siguiente nos esperaba un día largo, aunque aquí todavía no nos imaginábamos que sería tan duro...
6º DÍA:
Como cada mañana, después de todo el ritual de equiparse y cargar las motos, salimos desde Tazroute hacia el Sur por la carretera que va dirección al pueblo de M'hamid.
Al ser el último pueblo de la zona, paramos para desayunar antes de adentrarnos en las pistas.
Una vez allí ya no había pérdida y seguimos el camino siempre hacia el Oeste en dirección al Oasis Sacrée. A pesar de algún tramo con arena suelta, la pista no tenía mayor dificultad.
Al cabo de un buen rato llegamos al Oasis Sacrée donde paramos a comer. El sitio realmente valía la pena, un oasis con un pequeño pueblo amurallado en medio del desierto.
Por la ruta cruzamos un pequeño pueblo y todos los niños se quisieron subir a las motos.
Al día siguiente teníamos pensado ir hacia el Oeste para ir acercándonos hacia el Oceano Atlántico, la idea era ir sobre la marcha y ya decidiríamos donde pararíamos a dormir.
Como cada mañana, después de todo el ritual de equiparse y cargar las motos, salimos desde Tazroute hacia el Sur por la carretera que va dirección al pueblo de M'hamid.
Al ser el último pueblo de la zona, paramos para desayunar antes de adentrarnos en las pistas.
Solamente salir del pueblo un chico joven nos advirtió que con estas motos no pasaríamos por el camino ya que había arena muy blanda y mi moto era demasiado pesada. Cuando te dicen esto en Marruecos, normalmente todo seguido se ofrecen para llevarte las maletas en 4x4 o incluso para guiarte por otra alternativa más fácil, así que nunca sabes que parte de verdad hay en lo que te explican ya que muchas veces exageran. Amablemente nos deshicimos de él y nos adentramos en la pista, como mínimo lo teníamos que probar. Finalmente vimos que el chico tenía razón, al cabo de pocos km ya me quedé enganchado. En ese momento vino un 4x4 y nos dijo que quedaban unos 10 o 15 km más con arena muy suelta y que no podríamos pasar, así que muy a nuestro pesar dimos media vuelta y buscamos una alternativa que nos comentó que iba más por el Norte.
Al principio la pista fue fácil de encontrar pero luego se fue complicando la cosa ya que encontramos varios desvíos y cuando finalmente encontramos la que iba rumbo Oeste la pista desapareció. El problema es que por la parte Sur había un mar de dunas, más al Norte estaban las montañas y solamente quedaba un paso entre medio con un oued (río seco) lleno de piedras y de desniveles.
Poco a poco fuimos sorteando las piedras y cruzando el amplio oued hasta que por suerte nos encontramos a un local con su moto que nos confirmó que íbamos en buen camino y nos guío unos centenares de metros hasta la pista principal. Como es costumbre le dimos algún cigarrillo y le traspasamos algunos litros de oro negro, y él la mar de contento como veis en la foto de abajo.
Una vez allí ya no había pérdida y seguimos el camino siempre hacia el Oeste en dirección al Oasis Sacrée. A pesar de algún tramo con arena suelta, la pista no tenía mayor dificultad.
Al cabo de un buen rato llegamos al Oasis Sacrée donde paramos a comer. El sitio realmente valía la pena, un oasis con un pequeño pueblo amurallado en medio del desierto.
Dejamos el Oasis y seguimos nuevamente hacia el Oeste en dirección a Foum Zguid, allí habían varias alternativas y tomamos la del más al Norte, una pista dura porque eran km y km de piedras.
Por la ruta cruzamos un pequeño pueblo y todos los niños se quisieron subir a las motos.
Estuvimos varias horas antes de llegar al pueblo de Foum Zguid. No llegamos muy tarde pero como estábamos realmente cansados decidimos pasar la noche en un camping de allí. Encontramos este pequeño rincón realmente agradable. Fuimos luego a caminar un rato por el pueblo y al final cenamos algo allí.
Al día siguiente teníamos pensado ir hacia el Oeste para ir acercándonos hacia el Oceano Atlántico, la idea era ir sobre la marcha y ya decidiríamos donde pararíamos a dormir.
7º DÍA:
Pasado el pueblo seguimos por una pista rápida hacia el Oeste que iba siguiendo el valle.
A lo largo de la ruta cruzamos algún pueblo más y luego el camino cada vez se volvía más sinuoso y divertido. Como es habitual en estos caminos prácticamente no nos cruzábamos con nadie.
Mikel, como podéis ver, todo un experto en esto de cambiar ruedas. Yo me dediqué a la ardua tarea de hacerle fotos...ah! y recuerdo haberle pasado también un destornillador.
Más tarde nos encontramos con este curioso lagarto, no fue el único que vimos pero si el único que quiso posar para nosotros.
Realmente valió la pena visitar Ait Mansour, estuvimos a punto de quedarnos pero el Sol no se había puesto todavía y decidimos apurar un poco más y dirigirnos hasta Tafraoute.
A la mañana siguiente, después de recoger los trastos y pegarnos un buen desayuno en el pueblo, enlazamos con otra de las pistas que habían transcurrido por el Rally Dakar.
La pista era bastante fácil excepto que la pista desapareció en un Oued (río seco) repleto de piedras durante un buen rato.
Al cabo de un rato llegamos a un pequeño pueblo bastante aislado. Como es habitual, vinieron muchos niños a interesarse por nuestro viaje y sobretodo para ver las motos y hacerse uno por uno una foto encima de ellas.
Pasado el pueblo seguimos por una pista rápida hacia el Oeste que iba siguiendo el valle.
A lo largo de la ruta cruzamos algún pueblo más y luego el camino cada vez se volvía más sinuoso y divertido. Como es habitual en estos caminos prácticamente no nos cruzábamos con nadie.
Íbamos camino hacia la ciudad de Tata donde paramos a comer algo y luego fuimos hacia el Noroeste para visitar una vieja Kashba llamada Ait Mansour. Luego por el camino tuvimos el primer problema ya que pinchamos una rueda. Suerte que estábamos bien equipados y pudimos repararlo in situ.
Mikel, como podéis ver, todo un experto en esto de cambiar ruedas. Yo me dediqué a la ardua tarea de hacerle fotos...ah! y recuerdo haberle pasado también un destornillador.
Más tarde nos encontramos con este curioso lagarto, no fue el único que vimos pero si el único que quiso posar para nosotros.
Aquí abajo un amiguete se embutió detrás de mi moto y me llevó hasta su colega que tenía un compresor en su garaje lo que nos permitió hinchar bien la rueda. Como suele pasar, a cambio del favor otro cigarrito (aunque no fuméis vale la pena llevar unos cigarrillos en este país y para un buen favor no hay mejor regalo que una botella de whisky, eso sí, decir aquí que obviamente la mayoría son musulmanes y no toman alcohol aunque decir también que nunca he visto que digan que no a una botella de whisky).
Realmente valió la pena visitar Ait Mansour, estuvimos a punto de quedarnos pero el Sol no se había puesto todavía y decidimos apurar un poco más y dirigirnos hasta Tafraoute.
La última parte del recorrido fue una carretera asfaltada que recorría un cañón repleto de palmeras. Poco a poco la carretera fue subiendo mientras cruzaba las montañas. Aquí ya nos fuimos despidiendo del desierto y casi podíamos empezar a oler el Atlántico.
Aquí arriba fue la última foto que hicimos antes de bajar al pueblo de Tafraoute, en donde habían algunos cuantos Campings y finalmente decidimos acampar en uno de ellos. La mayoría de estos Campings en Marruecos están pensados más para autocaravanas y algunas veces te encuentras con suelos duros y espacios que no invitan demasiado a acampar.
Esa noche fuimos a dar una vuelta y cenamos algo por el pueblo, que en si no tiene nada en particular pero lo bonito es su ubicación ya que se encuentra rodeado de montañas y por una zona rocosa de caprichosas formas.
Después de dos días de duro desierto se puede decir que esta fue una jornada bastante sencilla y muy placentera.
Al día siguiente nos esperaba el Océano.
8º DÍA:
Nos dirigíamos hacia la costa por una carretera en muy mal estado, durante algunos kilómetros estaba tan mal que ya no quedaba asfalto y era todo tierra.
Por la zona amurallada no se puede circular pero un guía local que nos condujo hacia el Hotel nos dijo que pasáramos para descargar el equipaje.
Fuimos subiendo de altitud y nos sorprendió la nieve. para después pasar por un pequeño pueblo de alta montaña (es increíble como vive la gente allí, sin corriente eléctrica y con casas de piedra en un lugar realmente aislado de todo). Aquí nos encontramos a un padre y una hija pidiendo si los podíamos llevar al pueblo, como veréis en las fotos no es que hubiera mucho lugar para otro pasajero y menos en una pista embarrada pero al final conseguimos dejarlos a destino. Les encantó ir de paquete con nuestras motos y fue una situación bastante cachonda. Abajo veréis la foto de Mikel con nuestro amigo.
Hoy teníamos pensado pasar la noche bastante más al Norte, en Essaouira. Por la mañana fuimos a desayunar tranquilamente y aprovechamos para reparar la cámara que pinchamos en el taller frente al bar y así volver a tener una de recambio (si en algo son especialistas en Marruecos es en esto de reparar pinchazos).
Luego nos fuimos por una revirada y larga carretera entre montañas dirección a Agadir. La carretera era ideal para rodar en moto, repleta de curvas, sin apenas tráfico y con unas vistas fantásticas.
A medida que nos íbamos acercando a la turística ciudad de Agadir el tráfico iba en aumento. Yo ya conocí esta ciudad años atrás y la verdad que no me dejó muy buen recuerdo. Tiene playas largas pero con grandes bloques de Hoteles detrás sin personalidad alguna, en mi opinión, de lo peorcito de Marruecos. Así que pasamos de largo esta ciudad y nos adentramos por una carretera solitaria entre montañas para dirigirnos a unas cascadas que hay por esa zona. Estaban un poco secas pero igualmente valió la pena llegar aquí. Hicimos un picnic allí mismo y continuamos la ruta dirección Essaouira.
Nos dirigíamos hacia la costa por una carretera en muy mal estado, durante algunos kilómetros estaba tan mal que ya no quedaba asfalto y era todo tierra.
Nos encontramos con estos agujeros en medio del precipicio y nos quedó la duda de si eran cuevas donde había vivido la gente o no, ya que en Marruecos hay algún otro sitio muy similar a este donde antiguamente se vivía.
Antes de que cayera el Sol llegamos a la pequeña ciudad de Essaouira, un sitio donde si que vale la pena pasar como mínimo una noche y disfrutar de la vida que tiene su ciudad amurallada y del ajetreo en su puerto pesquero. Es un lugar que en temporada turística tiene un ambiente muy surfero y se llena de turistas. Por suerte, nosotros viajábamos fuera de temporada y estuvimos bien tranquilos.
Por la zona amurallada no se puede circular pero un guía local que nos condujo hacia el Hotel nos dijo que pasáramos para descargar el equipaje.
Esa noche pensábamos acampar pero es que por muy poco dinero nos ofrecieron esta "Suite" bien céntrica y decidimos pegarnos un buen homenaje ya que ya habíamos superado el desierto y llegamos por fin al Atlántico, uno de nuestros objetivos de este viaje.
Después fuimos a pasear un rato por el puerto y a comer una mariscada en uno de los chiringuitos que hay en el puerto. El precio también de escándolo, no recuerdo bien pero rondaría los 12 o 15 €.
Particularmente me encanta perderme por las calles de los pueblos y ciudades de Marruecos de noche, hay un ambiente increíble, todos salen a la calle, los niños jugando entre las callejuelas, los amigos charlando en la calle, los "buscaturistas" intentando venderte lo que sea,... Habrá gente que no le pueda gustar pero yo lo encuentro todo muy curioso y si te dejas llevar suelen pasarte cosas divertidas.
Volviendo a lo de la noche, me atrevo a afirmar que para conocer bien Marruecos no basta con visitar un lugar de día sino que se ha de visitar también de noche y es entonces cuando puedes percibir la esencia de Marruecos y las medinas toman un aire casi místico. Además, si te dejas llevar por la imaginación parece que hagas un viaje atrás en el tiempo, con esas callejuelas donde para ellas parece que no corra el reloj y con la gente local con sus vestimentas y costumbres tradicionales.
Después de abandonar la dureza del desierto, se puede decir que llegar a Essaouira, comer de escándalo y una buena cama nos cargó de energía para las siguientes etapas en las majestuosas montañas del Atlas.
9º DÍA:
Dejamos Essaouira (un pueblo de pescadores con mucho encanto del que se nota su pasado de cuando los españoles estuvieron aquí) para dirigirnos hacia el Este para encontrarnos de nuevo con la cordillera del Atlas.
Dejamos Essaouira (un pueblo de pescadores con mucho encanto del que se nota su pasado de cuando los españoles estuvieron aquí) para dirigirnos hacia el Este para encontrarnos de nuevo con la cordillera del Atlas.
Paramos solamente a hacer un café en Marrakech ya que ya habíamos estado muchas veces y preferíamos huir del bullicio de las grandes urbes. De allí nos dirigimos a visitar el majestuoso espectáculo que ofrecen las Cascadas de Ouzoud, situadas a una hora y media al Este de Marrakech.
Comimos un pic-nic sobre las cascadas y luego seguimos rumbo Este adentrándonos cada vez en el Alto Atlas. Después de una revirada y divertida carretera bordeamos el lago de Bin-el-Ouidane para luego cruzar este por su estrecho puente.
Una vez pasado el puente la revirada carretera se encontraba en bastante mal estado y luego ya pasaba a ser una bonita pista forestal.
Por Marruecos, durante la ruta, cuando te parece que estás en medio de la nada te encuentras a gente que está encima de una roca o al borde de la carretera sentados sin hacer nada. Una vez pregunté a uno de ellos que qué hacía allí y me contestó simplemente que no tenía nada que hacer. Este detalle define mucho al estilo de vida marroquí en donde el tiempo parece no importar, donde como nos recuerdan ellos en varias ocasiones "la prisa mata amigo"...
Fuimos subiendo por la pista forestal dirección al Cerro de la Cathedral.
Se nos hacía de noche y no fue fácil encontrar un albergue de montaña que nos dijeron que había por allí. Finalmente lo encontramos y pudimos disfrutar de una buena cena en un sitio muy acogedor.
10º DÍA:
A la mañana siguiente seguimos rumbo Este, no sin antes prometer que volveríamos (y a día de hoy ya puedo decir que volví al cabo de unos meses con unos clientes) y tomando una foto del majestuoso Cerro de la Cathedral que no habíamos podido ver la noche anterior.
Luego pasamos por unas pistas y caminos realmente espectaculares. Nos encontramos con algunas dificultades como pasos de río y zonas embarradas pero nada grave.
Fuimos subiendo de altitud y nos sorprendió la nieve. para después pasar por un pequeño pueblo de alta montaña (es increíble como vive la gente allí, sin corriente eléctrica y con casas de piedra en un lugar realmente aislado de todo). Aquí nos encontramos a un padre y una hija pidiendo si los podíamos llevar al pueblo, como veréis en las fotos no es que hubiera mucho lugar para otro pasajero y menos en una pista embarrada pero al final conseguimos dejarlos a destino. Les encantó ir de paquete con nuestras motos y fue una situación bastante cachonda. Abajo veréis la foto de Mikel con nuestro amigo.
Pasado el pueblo paramos a comer algo junto al camino (ese día pasaba una caravana de burros por allí).
Después de comer ya empezamos a bajar la montaña por un largo camino y nos dirigimos más hacía el Norte.
Una vez dejada la pista ya tomamos carretera hasta Khénifra y luego subimos más al Norte hasta un pequeño pueblo situado en Sources oum Rabii, donde está el nacimiento de un río que forma numerosas fuentes naturales.
Allí conocimos a un hombre que nos ofreció su casa para dormir a cambio de unos pocos cuantos dirhams. Nos preparamos algo para comer, lo invitamos y se mostró muy curioso por nuestro paquete de pasta deshidratada. Luego nos invitó a la típica sopa marroquí (harira). Es curioso como era la casa, la construía él y de momento había hecho dos habitaciones y un baño provisional pero nada de ello estaba conectado entre si, todo daba con una puerta a la calle.
Esta fue nuestra última noche en Marruecos pero todavía nos quedaba un día de ruta para coger el ferry hasta Barcelona.
11º DÍA:
Último día en Marruecos, pusimos rumbo Norte por carretera después de desayunar y hacernos una foto con el anfitrión.
La ruta transcurrió toda por carretera. Nos dirigimos a la costa Oeste y paramos a comer en Larache, con un importante puerto pesquero y lleno de restaurantes ideal para pegarse un homenaje antes de regresar a la península.
De allí ya nos fuimos hasta Tanger Med el nuevo puerto de Tanger situado a unos 30 km de esta ciudad. Hicimos los trámites de salida en la frontera y a esperar el Ferry que nos trajo de nuevo a casa (Bcn) tras 25 horas de viaje.
P.D: Gracias Mikel por aguantarme todo el viaje... y por todavía tener ganas de repetir.
Último día en Marruecos, pusimos rumbo Norte por carretera después de desayunar y hacernos una foto con el anfitrión.
La ruta transcurrió toda por carretera. Nos dirigimos a la costa Oeste y paramos a comer en Larache, con un importante puerto pesquero y lleno de restaurantes ideal para pegarse un homenaje antes de regresar a la península.
De allí ya nos fuimos hasta Tanger Med el nuevo puerto de Tanger situado a unos 30 km de esta ciudad. Hicimos los trámites de salida en la frontera y a esperar el Ferry que nos trajo de nuevo a casa (Bcn) tras 25 horas de viaje.
P.D: Gracias Mikel por aguantarme todo el viaje... y por todavía tener ganas de repetir.





































































































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