SEGUNDO VIAJE POR LAS CANARIAS: PALMA DE GRAN CANARIA Y FUERTEVENTURA
Tras el viaje del año pasado (2021) en las islas de occidentes de Canarias (podéis ver el artículo en: http://itacadventure.blogspot.com/search/label/Islas%20Canarias) este mes de marzo del 2022 nos hemos ido a dos islas que nos faltaban (ahora solamente nos quedará recorrer Lanzarote y la Graciosa para el 2023).
Para este viaje usamos un velero modelo Oceanis 45 del año
2014. Está equipado con dos baños y 4 camarotes dobles más un sofá-cama en el
salón, así que para las 5 personas que éramos nos sobraba espacio y cada
tripulante tenía su camarote. Este velero destaca por tener mucha manga (ancho
del barco) y una enorme bañera (la parte trasera del barco donde están los
timones, la mesa y las bancadas para sentarse).
El viaje (de 8 días) empezaba el 19 de marzo (sábado) en el puerto de las Palmas de Gran Canaria pero la mayor parte de la tripulación ya viajó el día antes y se hospedó en un hotel cerca del puerto. Ya el sábado por la mañana nos reunimos todo el grupo (ya nos conociamos de anteriores aventuras) y después de desayunar nos fuimos a hacer la compra para toda la semana. Hay gente que dice que en los barcos no se suele comer buen pero en mis veleros comer bien es ¡casi una obligación! Las únicas excepciones son cuando se forma un buen maretón y entonces si que hacemos una cocina de subsistencia.
Tras traer toda la compra a bordo procedimos a estibarla. Un velero en su interior tiene decenas de lugares donde guardar la comida y lo clasificamos siempre por temática: desayunos, pica a pica, pasta y arroz, verduras, salsas, etc. Lo que solemos hacer también es un plano detallado para saber donde están las cosas y aunque pueda parecer absurdo os aseguro que ayuda y mucho ya que sino parece a veces que algunos alimentos se los engulle el barco y sueles descubrirlo el último día antes de marchar…
Una vez con el barco a “son de mar” (todo bien estibado para que nada pudiera ir de lado a lado pegando golpes con el movimiento del barco) comentamos la navegación que nos esperaba por delante mientras comíamos a bordo antes de zarpar. Eran las 15h30 y nos quedaban unas 75 millas por delante hasta el primer puerto en el suroeste de Fuerteventura. El parte era de viento nordeste de fuerza 3 con lo que sobre el papel nos esperaba una buena navegada y rápida ya que el viento nos entraba por el través (a unos 90 grados respecto al eje del barco y uno de los rumbos donde el velero corre más).
Las olas eran considerables pero tampoco asustaban.
La navegación fue muy bien pero tras llegar hacia las 22h 30 a puerto ya estábamos un poco cansados ya que el piloto automático no aguantaba bien el rumbo debido al oleaje y el viento. Amarramos en un estrecho amarre que nos dieron y con un fuerte viento lateral, tras pedir ayuda nos respondieron "que no pueden venir porque tienen otras obligaciones" en fin,... Preparamos comida caliente y tras una larga y movida travesía disfrutamos mucho de la cena (como más dura es la navegación más disfrutas de la cena; esta norma nunca falla).
Al día siguiente zarpamos por la mañana haciendo bordos contra el viento (los veleros pueden navegar a unos 45 grados frente al viento así que la única manera de avanzar cuando el viento viene de cara es ir girando 90 grados cada cierto tiempo) con un viento suave de fuerza 2.
Tras unas cuatro horas de agradable navegación llegamos al siguiente puerto en Gran Tarajal, que se encuentra junto al pueblo que destaca por tener un bonito paseo frente a la playa. Esta noche fuimos a un típico restaurante.
A la mañana siguiente pusimos rumbo sureste y costeamos con un viento suave y mar tranquila (la isla paraba las olas fuertes del otro lado de Fuerteventura). Una de las características que tiene navegar en las Canarias es que hay muy pocos rincones don de fondear y estar bien protegido. Uno de los lugares donde hacerlo es justo delante del pueblo de Morro Jable así que como hacía un día fantástico tiramos el ancla y preparamos un buen almuerzo (aquí vimos una manta de casi un metro).
Estuvimos tan a gusto que pasamos la tarde y antes de que cayera el Sol entramos en la marina de este pueblo donde ya estuvimos dos noches antes (el ocupado y mismo marinero de cuando llegamos el primer día también estaba cumpliendo sus otras obligaciones y tampoco pudo venir a atendernos). Ya bien amarrados, tuvimos tiempo de darnos un paseo por este turístico pueblo y cenamos en un fantástico restaurante.
Los pasos entre islas en las Canarias a veces se complican bastante por sus fuertes vientos, corrientes y oleaje. De hecho la ruta la planificamos previendo bien la meteorología y justo este día había una ventana de buen tiempo para cruzar (al día siguiente venían olas de más de 3 metros y vientos muy fuertes) así que salimos pronto por la mañana (nos esperaba una travesía de casi 80 millas) después de un buen desayuno.
Una vez zarpados, intentamos ir a vela a pesar del viento suave inicial. A medida que pasaba el día fue subiendo el viento y el oleaje lo que nos iba muy bien para mantener una media de más de 7 nudos de velocidad, el problema es que llegando a Las Palmas de Gran Canaria fue subiendo el viento (ya no bajaba de 20 nudos y en ocasiones las rachas pasaban de 30 nudos, eso provocó varias reacciones: diversión, emoción y un poco de "ai, ai, ai, ai, ai, uffffffff..." ya que con las potentes olas y el fuerte viento el velero planeaba en ocasiones a más de 11 nudos y no fue nada fácil mantener el control.
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