Nos despertamos que todavía era de noche y fuimos con la barca auxiliar y sus remos para retirar todas las amarras de las rocas.
Salimos de la bahía sin nada de viento pero pudimos disfrutar de un fantástico amanecer.
No subía el viento así que seguimos navegando a motor rumbo Este durante las siguientes horas. Al cabo de unas tres horas notamos que el motor se ahogaba y enseguida lo paramos. Miramos a ver si encontrábamos el problema y no veíamos nada, me tiré al agua para ver si había algún plástico que tapaba la refrigeración o algo que bloqueaba la hélice y todo parecía estar bien.
Sin saber que más revisar arrancamos el motor de nuevo y en un principio todo iba bien hasta que al cabo de un buen rato volvió a bajar de revoluciones. Volvimos a parar el motor antes que se parase por si sólo y con la ayuda de nuestros compañeros del otro velero nos pasaron un cabo para remolcarnos hasta Marmaris, ya que estábamos muy cerca de allí.
Mientras llamé al personal de mantenimiento de los barcos y me comentaron que mirara la llave de paso de gasoil para emergencias... y zas! estaba cerrada, sin querer alguien le dio un golpecito y esta como tiene un sistema tipo muelle se cerró de golpe. Lo curioso es que la llave del Bavaria se encuentra en un camarote de popa que hacia tres horas que no entraba nadie... bueno, por suerte descubrimos a tiempo esta misteriosa "avería" y ya que estábamos entrando en la bahía aprovechamos para visitarla.
Valió la pena visitar este lugar, el pueblo de Marmaris visto desde el mar se veía bastante turístico pero su bahía tenía rincones muy tranquilos y bonitos que realmente daban ganas de quedarse más tiempo.
Era un día largo y todavía teníamos bastantes millas por delante y queríamos visitar el Delta de Dalyan y las espectaculares tumbas de los reyes lidios talladas en la roca.
Para ello fuimos a un cercano puerto desde donde alquilamos una barca con capitán para que nos adentrara por el río.
Recorrimos unas dos millas antes de entrar en el delta. Allí habían muchísimas barcas que hacían la ruta por la zona. Pudimos ver la reserva que había de tortugas marinas.
Finalmente llegamos a las impresionantes tumbas esculpidas en la montaña.
Luego subimos a un carromato que nos llevó a otras ruinas y nos dejó junto a una pasarela donde esperamos a que viniera la barca para llevarnos a nuestros veleros de nuevo.
Llegamos al puerto que por cierto estaba en este fantástico enclave bajo el peñón y estaba todo construido con mucho encanto.
Luego partimos rumbo Sur hacia la bahía de Bodrum donde teníamos pensado pasar la noche.
Al entrar en la Bahía de Bodrum (con decenas de islotes y rincones protegidos donde amarrar o fondear) la noche se nos cayó encima y fuimos ya plegando las velas.
Pasamos por este estrecho paso y enseguida llegamos al pantalán que tenía el restaurante donde cenamos y pasamos la noche.
Había sido un día realmente largo y estábamos todos bastante cansados. Por suerte nos esperaban dos días mucho más tranquilos para relajarnos y disfrutar de esta maravillosa bahía y sus alrededores.
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